
El piloto Fabien afronta la noche en su vuelo de correos desde Patagonia a Buenos Aires. Enfrente una violenta tormenta difícil de eludir y que llena de extrañeza a la tripulación. Podría ser algo más.
Leí 'Vuelo nocturno' en una sola noche. Quise acompañar al piloto Fabien y a su patrón, Rivière, en ese trayecto en la oscuridad sin paradas y casi sin orientación. De esa primera lectura, perdida en el ocaso de mi memoria, rescato varias sensaciones. Sobre todo, las del piloto, y su vuelo casi a ciegas, intentando guiarse por las luces de tierra, que lentamente se van apagando al entrar en la noche. La que me transmitió fue una profunda sensación de soledad.
Nunca somos los mismos, y los libros que leemos son el testimonio de cómo cambiamos. Sin duda mi lectura anterior de 'Vuelo nocturno' estaba influenciada por mi situación personal; ahora, vuelto a releer el texto, he hecho una lectura muy diferente. En esta ocasión, me he fijado en Rivière, y en la tremenda responsabilidad que tiene para con sus hombres. Sus vidas están literalmente en sus manos. Y aún así, es capaz de sacar de ellos lo mejor, de exigirles un esfuerzo sobrehumano. Como dice André Gide en la introducción del volumen,
"su severidad puede (...) parecer inhumana, excesiva; mas se aplica a las imperfecciones, y no, en modo alguno, al hombre mismo que Rivière pretende forjar. (...) La felicidad del hombre no reside en la libertad, sino en la aceptación de un deber."

Exquisitamente escrito, con un estilo sencillo y que invita a la reflexión, 'Vuelo nocturno' es un libro que habla sobre temas que hemos perdido de vista: el sacrificio, el sentimiento de fraternidad, la virtud. Presenta un modelo de hombre en vías de extinción, que el propio deber se encargó de arrebatarnos, incluso en la piel del propio autor. Un libro realmente necesario en nuestra vida.
'Vuelo nocturno'
Antoine de Saint-Exupéry
Traducción de Francisco Pina
Berenice, 2015.
Rústica. 144 pgs. 14,95€
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