
Hoy 28 de febrero se cumple el centenario de la muerte de Henry James, el insigne autor de obras como 'Otra vuelta de tuerca' o 'La copa dorada'. Para recordarle, las editoriales han preparado diversas reediciones de su obra. Nosotros os proponemos cinco pildoras sobre nuestro autor que quizá no conocíais.
Aunque pasó la mayor parte de su vida en el Reino Unido, la verdad es que Henry James era norteamericano (nació en Nueva York). Éste es un dato que incluso me ha sorprendido a mí, porque pensaba que era uno de esos autores clásicos británicos.
La mayor parte de sus novelas tocan el tema del encuentro entre norteamericanos y europeos. Este choque de culturas y el contraste de caracteres entre el Viejo y el Nuevo Mundo fueron una de las constantes temáticas de su obra.
Henry James mantuvo una larga e íntima amistad con Constance Fenimore Woolson, una gran lectora a la que le gustaba mucho la obra de nuestro autor, y que también se había afincado en Europa. Su relación terminó abruptamente cuando** Constance se arrojó por la ventana de su dormitorio** en Venecia en 1894. James tuvo que encargarse de disponer de las pertenencias de la mujer, así como de sus vestidos. Incapaz de venderlos o quemarlos, decidió hundirlos en la parte más profunda de las aguas venecianas, pero los vestidos "se negaron a hundirse". Según Lyndall Gordon, el autor insistió en ello, pero, "uno a uno volvían a la superficie como negros globos". Una situación que se nos antoja bastante dramática dado su origen.
Los críticos y analistas han dividido el trabajo de Henry James en tres etapas. La primera, formada por sus primeros trabajos, que es directa y simple. En la segunda etapa de su carrera, Henry James escribió principalmente arte dramático y cuentos; en la tercera etapa, encontramos ya sus novelas más largas y complejas.
El padre del autor, también llamado Henry James, clérigo y estudioso aficionado de las Escrituras, cuenta en una de sus obras que tuvo un extraño encuentro con lo paranormal. Describía cómo un día, estando en su casa de Windsor, tras disfrutar de una buena comida, contemplaba ociosamente las brasas sentado, «sin pensar en nada, sintiendo solo la euforia derivada de una buena digestión». Tenía la mente dispersa, entregada a pensamientos y sueños vagos, cuando de pronto experimentó ese «terror y temblor» que se describe en los Salmos y del que han dado testimonio muchos visionarios y santos. Tuvo una horrible sensación de pánico. «Por lo que sé —escribió Henry padre—, se trataba de un terror inmenso y vil, sin causa aparente.» No vio nada. La luz del día entraba en la habitación, las brasas del hogar estaban al rojo vivo y la mesa con las sobras de la comida estaba frente a él. No obstante, tuvo la certeza de que había «una forma maldita, invisible para mí, dentro de los límites de la habitación, cuya fétida personalidad irradiaba influencias fatales para la vida». Esta visión impactó mucho a los hijos de Henry James padre, llegando a repetirse de forma casi idéntica en un hermano mayor de nuestro James. Pero Henry jamás tuvo ninguna de estas experiencias, y lo único sobrenatural que tenemos es su legado relacionado con los cuentos de fantasmas de sus obras.
En Papel en Blanco | Nuestros artículos sobre Henry James