
De Cuenca ha sabido navegar con soltura entre el culturalismo que propugnaban los "novísimos" de la famosa antología de Castellet y una poesía más intimista y cercana, logrando un acercamiento al lector menos acostumbrado a las piruetas estilísticas de otros autores.
'El desayuno'
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
El tránsito constante entre sus poemas y sus textos teóricos, sus artículos y sus conferencias, tejiendo una textualidad compleja en constante diálogo, entraña una concepción unitaria del ejercicio literario como "escritura" en el más puro sentido barthesiano, que hunde sus raíces tanto en el modelo neoclásico como en la subversión de la vanguardia.
El extraordinario conocimiento que De Cuenca tiene de la tradición clásica hace que su poesía vierta al lenguaje coloquial los viejos lemas clásicos, como el beatus ille o el carpe diem (ver el poema siguiente), poniendo de relieve su sentido irónico y el carácter netamente lúdico que el poeta otorga a su obra y a la cultura en general. Ironía y humor que revelan una tradición arraigada en la poesía helenística y en la poesía latina, que el autor domina perfectamente. Los temas tradicionales se enmarcan en un ámbito urbano, donde los viejos mitos reviven modelos arquetípicos, haciendo que lo cotidiano adquiera un carácter universal. Pero esos rasgos clásicos conviven con una poesía netamente urbana, impregnada del ruido y de la atmósfera de la ciudad, del flaneur de Baudelaire y de la agitación cosmopolita, que no dejaba de observar al mundo con perplejidad del modernismo.
Collige, virgo, rosas
Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
Córtalas a destajo, desaforadamente,
sin pararte a pensar si son malas o buenas.
Que no quede ni una. Púlele los rosales
que encuentres a tu paso y deja las espinas
para tus compañeras de colegio. Disfruta
de la luz y del oro mientras puedas y rinde
tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
que va por los jardines instilando veneno.
Goza labios y lengua, machácate de gusto
con quien se deje y no permitas que el otoño
te pille con la piel reseca y sin un hombre
(por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
Y que la negra muerte te quite lo bailado.

Luis Alberto de Cuenca ha ido obsequiándonos con diversos poemarios desde la edición de esta recopilación (aunque la mayor parte de ellos son antologías), como 'Cuaderno de vacaciones' (Visor, 2014), la presente sirve perfectamente para entender la poética de nestro autor.
'Poesía 1979-1996'
Luis Alberto de Cuenca.
Edición de Juan José Lanz.
Cátedra, 2015. Colección Letras Hispánicas
Rústica. 488 pgs. 14,80€
ISBN: 978-84-376-2341-2
Más información | Ficha en Cátedra
En Papel en Blanco | Luis Alberto de Cuenca, nuevo Premio Nacional de Poesía